Mujeres en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
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Mujeres en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Un reconocimiento especial a Concepción Arenal Ponte
Hacia 1891 se habló mucho del posible ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de la mejor pensadora española del siglo XIX, Dª Concepción Arenal Ponte, por haber sido reconocida con tres premios convocados por la Real Academia -lo que a cualquier varón le bastaba uno solo para ser propuesto Académico-.
Hubo una intensa relación de Concepción Arenal con la RACMYP y gran amistad con Académicos como Salustiano Olózaga o Gumersindo de Azcárate.
La Real Academia, desde su creación en 1857, fue una institución liberal duramente combatida por la prensa integrista de la época. Al poco de su fundación, a la Real Academia le interesaba la formulación doctrinal de la ayuda del Estado en la adversidad y no dudó en acudir de forma abierta a la inteligencia de la sociedad para contribuir a las reformas que lograsen su mayor bienestar.
Por su compromiso con la sociedad y el Estado la RACMYP convocó en 1860 un concurso público para atraer ideas nuevas a fin de armar una doctrina que fundamentase la concurrencia de la caridad privada (hoy hablaríamos de solidaridad de la sociedad civil) con las políticas sociales de beneficencia pública, así como delimitase las opciones y respectivas responsabilidades operativas de lo privado y lo público.
La beneficencia era una preocupación social en toda Europa vinculada a la idea del derecho de la persona a ser socorrida en la desgracia por la sociedad y el Estado.
El trabajo de Concepción Arenal, titulado La beneficencia, la filantropía y la caridad, ganó el concurso de 1860 y los 8.000 reales, si bien lo firmó con el nombre y apellidos de su hijo primogénito de 10 años, Fernando García Arenal. En la carta, guardada en la Academia, de 10 de junio de 1861 dirigida a don Pedro Gómez de la Serna, secretario de la Real Academia, confiesa ser ella, y no su hijo Fernando, la autora del ensayo. La decisión de la Real Academia fue reconocerla como autora rectificando públicamente en la prensa el nombre inicialmente publicado del ganador. Para miembros de la Real Academia, aquella obra reflejaba el pensamiento de “un gran filósofo” y mostró su asombro por ser propia de un “hombre de Estado” (así, Olózaga).
La relación de Concepción Arenal con la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas fue muy fecunda para la institución y para el progreso del pensamiento en España y Europa. Las preocupaciones sociales de la institución y de Concepción Arenal se encontraron y se apoyaran mutuamente.
Al presentar sus ideas al público con el “aval” de la Real Academia, Concepción Arena sabía que podía ejercer un papel educador y transformador de la sociedad, y una oportunidad para mover las estructuras sociales y políticas. Fue una precursora de la legislación sobre la solidaridad de la sociedad civil que tardaría en llegar casi 150 años a España. También fue pionera en defender la obligación del Estado de mejorar la calidad de vida de todos sus ciudadanos y de asumir lo que hoy llamamos políticas sociales: ejecutar obras públicas para construir asilos, hospitales, hospicios, escuelas, siquiátricos, etc.
Otro dolor social que le vinculó a nuestra Academia es el trato a los presos y las políticas penitenciarias. Tuvieron gran eco en Europa las políticas del Reino Unido de envío masivo de reos a las colonias en Australia como mano de obra esclava. Esta Real Academia convocó en 1875 un nuevo concurso sobre el desplazamiento de los reos condenados en España a colonias penitenciarias bajo soberanía española, como las islas Marianas o las del golfo de Guinea (Fernando Poo). El debate que planteó la Academia era sobre la conveniencia de mantener las cárceles urbanas con algunas mejoras, o alejar y aislar a los reos de la sociedad española.
Su trabajo titulado Las colonias penales de Australia y la pena de deportación recibió de nuevo el premio de la Academia en 1877-ya sabiendo que era mujer y sin ningún prejuicio-.
Los Académicos no ocultaron en su informe su asombro y orgullo por el trabajo premiado «tanto por belleza de la forma como por la pureza del pensamiento», escrito «por una elevada, severa y nobilísima inteligencia». Reconocían que Concepción Arenal hizo un estudio analítico de la historia de las colonias inglesas y que demostraba «un conocimiento grande del derecho, estilo sobrio como elegante, lógica inflexible y descripciones calurosas de todos los peligros y los males, así físicos como morales…”. La Memoria de Concepción Arenal tenía un «mérito absoluto y tanta superioridad sobre las demás» que fue reconocido con el premio –dotado con dos mil pesetas y su publicación– y entregado por el presidente del Gobierno de la época, Antonio Cánovas del Castillo.
Su labor de liderazgo lo desarrolló de inmediato tras cada premio de la Academia. No bastaba haber conseguido que España renunciara a las colonias penitenciarias. Quería influir en una nueva política penitenciaria en España (aunque no se logró hasta la II República) y en Europa (de inmediato) publicando sus propuestas para un nuevo sistema penitenciario (se pueden consultar en La pasión por el bien. Antología de su pensamiento, -2022-, que recoge la profesora Anna Caballé en ese libro).
Esos artículos los sistematizó en un nuevo libro, Estudios penitenciarios (1877). Es una obra de gran calado intelectual, jurídico y filosófico que conmocionó a la intelectualidad europea por su exhaustividad y precisión en el enfoque filosófico-jurídico como en los detalles de las propuestas, ya fuera sobre la prisión preventiva, ya sobre el trato a los presos, las celdas, la alimentación o la educación, etc. Esta obra y diversas ponencias encargadas para congresos internacionales conmovieron a la Europa más avanzada hacia las ideas de Arenal, por la que sintieron veneración los mejores penalistas (Karl Roeder -Heidelberg-, Enoch Cobb Wines -Cambridge-).
Sus ideas promovieron reformas más allá de los Pirineos. España no lo haría hasta la II República con el Código Penal de 1932 y la reforma penitenciaria de Victoria Kent, plenamente tributaria de las ideas renovadoras de Concepción Arenal.
De nuevo, en otro concurso convocado por la RACMYP, fue premiada con el accésit en 1878 por su ensayo La instrucción del pueblo en el que defendía la instrucción primaria obligatoria al tiempo que se preocupaba por la educación gratuita de familias pobres y mendigos.
Con tantos premios, algunos periódicos de la época informaron en 1891 de la posibilidad de ingreso de D.ª Concepción Arenal –ya con la salud muy debilitada– en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Hubo un gran debate en la opinión pública sostenido desde El Heraldo de Madrid en 1891. Personalidades representativas dentro del derecho, la política y la sociedad, abogaron por su recepción en la Academia, valorando -más allá del sexo- la solidez, importancia y profundidad de sus aportaciones.
La noticia llegó a otra escritora también gallega, Emilia Pardo Bazán, quien defendió en la prensa la candidatura de Concepción Arenal, a pesar de las profundas desavenencias entre ellas. Enterada D.ª Concepción y su hijo Fernando de esa campaña interesada de la novelista gallega –para que, a su vez, le allanase su anhelado ingreso en la Real Academia de la Lengua– desautorizaron la campaña renunciando a cualquier opción.
Finalmente, su posible ingreso no sucedió por el contexto de la época y tampoco entusiasmó a Dª Concepción Arenal por su carácter reservado y ya casi en el final de su vida. Como señala Anna Caballé, Arenal era de esas “valientes mujeres que trataban de ocupar un espacio que no se había abierto para ellas”.
Sea éste recuerdo un reconocimiento a su inteligencia, actividad y compromiso. Desde su fortaleza y altura moral asumió que «la fama depende de los demás, la virtud de nosotros mismos».
Concepción Arenal lideró o impulsó con sus trabajos todos los movimientos reivindicativos de su época. Fue abolicionista, antiesclavista, antibelicista, humanitarista al lado del naciente movimiento de la Cruz Roja que contribuyó a fundar, estrenándose en las guerras carlistas, firme cristiana –pero muy crítica con la Iglesia– y pionera de un feminismo muy avanzado. El feminismo no comenzó en España en el siglo XXI.
Concepción Arenal fue una mente guiada por la razón. Su pensamiento abarcaba cuanto podía interesar a la sociedad de su época. Pura sensibilidad social con un acendrado sentido de la independencia. Era la soberanía de la inteligencia.
Este recuerdo y homenaje en el siglo XXI es parte de la memoria histórica que debemos y queremos compartir y vivificar y en el que nuestra Academia tuvo un papel central.
La Real Academia conserva importantes documentos de la relación estrecha entre la Academia y la gran humanista española -muchos de ellos manuscritos-.
Entre 2020-2021 la Real Academia colaboró con dos exposiciones nacionales de homenaje a Concepción Arenal (en la Universidad de Santiago de Compostela y en la Biblioteca Nacional de España en Madrid).
También la Real Academia coeditó con la Agencia Estatal del Boletín Oficial del Estado un volumen con las publicaciones premiadas por la RACMYP y varios manuscritos. Esta cuidada edición tuvo el Premio Nacional a la Mejor Monografía en Artes y Humanidades (2021) de la Unión de Editoriales Universitarias Españolas entregados en Valencia.
Bibliografía:
- Caballé, Anna: La pasión por el bien. Antología de su pensamiento, Siglo XXI, 2022.
- Caballé, Anna: Concepción Arenal. La caminante y su sombra. Penguin Random House, Barcelona, 2018.
- Lacalzada de Mateo, M.ª José: Concepción Arenal en la Academia de Ciencias Morales y Políticas, Tirant Humanidades, Valencia, 2020.
- Lacalzada de Mateo, M.ª José: Mentalidad y proyección social de Concepción Arenal, Librería General, 2.ª ed. Zaragoza, 1994.
- Concepción Arenal, Pasado y Presente, Bicentenario de su nacimiento (1821-2021), RACMYP y Agencia Estatal del BOE, Madrid, 2021.
Hoy: Mujeres en la RACMYP
Hasta 1995 no fue elegida la primera mujer en la Real Academia (la Catedrática de Economía Política Gloria Begué Cantón). Al no presentar su Discurso y fallecer en 2015 no llegó a ser Académica de Número.
La segunda mujer elegida y primera en leer su Discurso de Recepción fue la filósofa Adela Cortina Orts (2005). Después ingresaron las juristas Araceli Mangas Martín (2014) y Mª Emilia Casas Baamonde (2020).
A lo largo de 2022 leyeron su Discurso dos mujeres más: la socióloga Carlota Solé Puig y la economista Paz Espinosa Alejos. El ingreso de estas tres últimas Académicas citadas se produjo durante la presidencia de D. Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón en elecciones consecutivas y separadas en el tiempo; sin necesidad de cuotas, se han abierto las vías para normalizar la presencia de “la mitad de los caminantes” -en palabras de Concepción Arenal- y su contribución a la Real Academia y a la sociedad española.