El libro de Piketty, Capital in the Tweinty-First Century, convertido en un best seller tras su traducción al inglés, constituye una amplia y fundamentada investigación sobre la evolución y tendencias futuras de la distribución de la riqueza y la renta en las economías capitalistas desarrolladas. Aunque el análisis económico se ha ocupado de la distribución de la renta, lo ha hecho desde la perspectiva de la distribución funcional –las participaciones del capital y el trabajo en la renta nacional- pero no de la personal.

Basándose en relaciones macrocontables, si la tasa de crecimiento de la economía es inferior a la de rendimiento del capital, la relación riqueza/renta crecerá y como la riqueza está distribuida de forma muy desigual, aumentará el grado de desigualdad de la economía. El largo periodo analizado por Piketty para EEUU, Francia, Alemania, Suecia y el Reino Unido muestra que la desigualdad en la distribución alcanzó sus valores máximos antes de la I Guerra Mundial, decreció entre 1950 y 1980 para crecer rápidamente a partir de esta fecha y alcanzar en 2010 valores semejantes a los de la Belle Époque.

Las tendencias esperables para el resto del s. XXI se basan en un escenario base que, de acuerdo con los datos y proyecciones existentes, parece bastante realista, y que implica un continuado aumento de la desigualdad hasta alcanzar el máximo de 1910, con una característica nueva importante: el peso creciente de la riqueza heredada respecto a la ganada, en detrimento de la meritocracia, lo que implica una tendencia hacia un tipo de capitalismo patrimonial.

Tras repasar las críticas al trabajo de Piketty, la exposición terminó con una evaluación personal de su aportación y una conclusión fundamental: conviene debatir el tema de la distribución personal para tratar de encontrar medidas económicas e institucionales que permitan reducir los riesgos –políticos, económicos y de justicia- que para las economías desarrolladas implica una excesiva concentración de la riqueza y, por tanto, del poder político.