Otro centenario: el de la conferencia que José Ortega y Gasset pronunció en el Teatro de la Comedia de Madrid el 23 de marzo de 1914, bajo tal título. Es ciertamente una efemérides menor en un año que redondea conmemoraciones mayúsculas: 100 años del inicio de la Gran Guerra, 75 del comienzo de la II Guerra Mundial, 25 de la caída del Muro, tres hechos a su vez concatenados. Y es un texto muy conocido, pero tiene sentido volver sobre él dada su acusada trascendencia y que sigue siendo utilizado con mucha frecuencia.

El propósito no es abordar una glosa sistemática de las páginas de Ortega, sino hacer algunas acotaciones a los puntos que me parecen más endebles de lo tratado en ellas. Se deja fuera, por tanto, lo mucho suscribible que tienen, pensando también en nuestro presente: por ejemplo, la repetida llamada a la movilización y organización de lo que hoy llamamos sociedad civil (“corrientes de la vitalidad nacional”, en términos de Ortega) para contrarrestar la omnipresencia de los partidos políticos en la vida pública y los principales escenarios de la vida en comunidad; por ejemplo, la conveniencia de que la política partidaria no sea reducto de quienes desde primera hora entran en la maquinaria de los partidos, permitiendo el injerto de profesionales acreditados en unos u otros campos; por ejemplo, la llamada a estudiar con rigor los problemas de la realidad nacional como condición previa a la formulación de cualquier política; por ejemplo en fin —pero pueden darse más—, la declarada preocupación por llevar la acción política y la movilización ciudadana a las provincias, a toda España, evitando la endogamia a la que propende Madrid. La atención se fija solo en aquello que parece más objetable. Se trata de leer a Ortega con el respeto que merece su enorme talento y su preeminencia en la historia intelectual española, pero sin actitud devota y teniendo en cuenta la perspectiva que el paso del tiempo nos brinda para aquilatar nuestros juicios sobre la época y los hechos objeto de las reflexiones orteguianas.

A tal efecto, se elijen tres temas:
– Caracterización generacional;
– La España “oficial” y la “vieja” política, y
– España, diferente,

aportando sobre cada uno de ellos diversas observaciones con ánimo de contextualizar las palabras de Ortega, primero, y de objetar, después, los planteamientos básicos que en cada punto hace quien se presenta como representante de la recién creada Liga de Educación Política Española.