Sucesivamente planteó las cuestiones relacionadas con la inserción de ésta en la economía mundial y más concretamente los problemas relacionados con el euro: la realidad exportadora española; la existencia, de modo clarísimo, de una sociedad opulenta, y además, con todas las condiciones de la masificación en España, y el impacto negativo que de ahí se deriva, en buena parte ligado a la “recesión de balance” que procede del trabajo de Koo sobre lo que sucede con el endeudamiento nipón, que en el caso de España es un endeudamiento exterior. Además expuso once razones de freno para el ámbito económico español: la situación rigidísima del mercado de trabajo; la carestía del sector energético; el sistema de reparto para financiar las pensiones; la imposibilidad de desarrollo sin abundancia de capital humano adecuado; los frenos económicos derivados del sistema institucional español; la realidad crediticia; la muy probable llegada de un “infierno demográfico”, con abundancia de ancianos y caída de la natalidad; la necesidad de una reforma tributaria que afectaría radicalmente a las autonomías; el eliminar el intervencionismo de éstas; los obstáculos al funcionamiento de una economía de mercado, y finalmente, la herencia derivada de la especulación inmobiliaria. Como final insistió en la necesidad de hacerse cabal idea de la gravedad de la situación, y que, desde el punto de vista político, es preciso una solidaridad entre los principales partidos políticos, para evitar el cataclismo que se deriva de las palabras de Schopenhauer en “El mundo como voluntad y representación”.