Seguimos leyendo la Biblia y a Kafka por el valor de su contenido, si bien lo hacemos en ambos casos desde el presente, y con la ayuda de otros que también los leyeron. Lo hacemos para aprender a vivir en el siglo XXI.
Ni Job, ni Kafka conocieron nuestros días. Walter Benjamin y Carl Gustav Jung se acercaron más a nuestro presente, y los tres autores del siglo XX vislumbraron en sus obras rasgos de nuestra contemporaneidad. Salvo Jung (mayor, pero más longevo que Kafka), que efectivamente tuvo una visión empírica sobre los relatos de sus numerosos pacientes, y viajó y entrevistó a nativos africanos y norteamericanos, los otros fueron observadores del alma humana en la primera y convulsa mitad del pasado siglo. Los cuatro coinciden en encarar un problema humano parecido, cuyas raíces cabe remontar a aquella discutida era axial en la que se escribió el libro de Job. Todos ellos afrontan el problema del mal de modos culturalmente diferentes, pero al hacerlo no pueden evitar darnos una imagen del ser humano que sigue erigiéndose en el horizonte de nuestro imaginario con la fuerza de una pregunta vital.
De Job a Kafka propone una comparación entre textos distantes 2500 años entre sí, a la luz de las lecturas actuales que de ellos hacen autores como Benjamin o Jung, y con la ayuda de las ideas sobre cuadrícula cultural y presión del grupo social de la antropóloga de Oxford Mary Douglas. Ambos textos, sagrado uno, literario el otro, reflexionan sobre el mal en la condición humana desde la experiencia desasosegante de la duda. Las diferencias culturales entre ambas épocas no impiden la comparación, y su lectura contemporánea se justifica por la presencia actual de un similar desasosiego. El ensayo comparativo ayuda a exponer las figuras de la elipse y de la metáfora como instrumentos del método en Antropología Cultural, usados en el estudio antropológico del arte por su potencia heurística, pues ayudan a mostrar el modo como la creatividad humana extrae nuevos significados, indispensables para comprender los cambios en figuras tan centrales de la cultura como la imagen de la mujer y la imagen de Dios.