FRANCO EN GIBRALTAR
En la primera parte de su exposición, el Académico Salustiano del Campo dio explicaciones sobre la visita ampliamente ignorada de Franco a Gibraltar en los días 8, 9 y 10 de marzo de 1935, que está suficientemente comprobada gracias a las noticias aparecidas en ABC y Gibraltar Chronicle. Discutida es, sin embargo, la interpretación de que la visita provocó un cambio de motivación en cuanto al alzamiento militar de 1936, por lo que el objeto de esta presentación es precisamente plantear en la Academia las posibles consecuencias a que dieron lugar.
Sin duda 1935 fue un año crucial para el movimiento español, porque en él se trazaron las directrices más importantes en cuanto a “su argumentación ideológica y a su financiación económica”. Además, se añade, “toman posición todos los participantes aunque no quede claramente fijado el orden jerárquico de la dirección de la sublevación”. Esto afecta tanto a los militares con posibilidades de liderazgo como Mola, Sanjurjo, el propio Franco, Queipo de Llano y Cabanellas, como también a políticos entre los que se contaban Calvo Sotelo, J. A. Primo de Rivera, Fal Conde o Gil Robles, y naturalmente los Borbones con D. Juan al frente.
A su llegada a Algeciras el día 6, Franco fue recibido por Luis Martín-Pinillos, comandante militar de esa plaza, y se encontró con que el tráfico entre la península y África estaba cortado por un fuerte temporal de levante que iba en aumento. A pesar de ello, la visita a Gibraltar tuvo lugar en la tarde del día 8 de marzo, acompañado por el mencionado coronel Martín-Pinillos, comandante militar de Algeciras y coincidiendo su estancia en Gibraltar con la de Diego Martínez Barrio, entonces Gran Maestre del Gran Oriente Español, y personaje bien relacionado con las logias gibraltareñas. Gibraltar Chronicle del 9 de marzo se hizo eco de esta visita.
Se sabe que Franco mantuvo una reunión, probablemente en el Rock Hotel con un grupo de personalidades civiles y militares británicas, cuya relación completa no se conoce. Sin embargo, pueden citarse con seguridad a Harington, gobernador de Gibraltar, Alex Beattle, Secretario colonial, y el capitán del puerto Arthur Steele. Además, los autores que recogen estos datos señalan que también pudieron estar presentes Lionel Imossi, presidente de la Cámara de Comercio, el Almirante Fisher y el ya mencionado Gaggero. No pueden descartarse tampoco las presencias de otras personalidades, como algunos empresarios judíos gibraltareños, vinculados a Juan March como Russo e Isola, y distinguidas familias españolas relacionadas con Gibraltar, como los Larios, Ibarra, Domecq, etc., además del ya citado Martín-Pinillos y Ricardo Goizueta, este último un español clave años después en Gibraltar.
La primera consecuencia de este hecho tiene que ver con el proyecto de alzamiento frente a la Segunda República, que ellos opinan que con esta reunión experimentó un cambio importante porque se adoptó una visión diferente sobre él. Para decirlo con pocas palabras, no se quería una conspiración cívico-militar porque según ellos el golpe debía ser ante todo militar y realizado por militares, aunque con Juan March como representante del empresariado español y coordinador principal de la ayuda extranjera. Para ellos lo político debía relegarse a un segundo plano junto con la cuestión monárquica. El golpe, pues, en cuanto al fondo estaba diseñado y sólo quedaba por determinar su forma.
Entonces es cuando se produce un viraje en la concepción de los fundamentos del futuro golpe de Estado, que hasta ese momento había sido dirigido principalmente por elementos monárquicos. El cambio de rumbo hacia lo militar y el alejamiento de la monarquía, pretendían frenar el peligro marxista que amenazaba a España, según lo sucedido en Rusia. Los intereses económicos de importantes empresarios españoles, con Juan March a la cabeza, inclinaron la balanza para que el levantamiento lo dirigiera un militar sin convicciones políticas demasiado definidas. Esta es una tesis discutible, evidentemente, pero que no es absurda.