La Pasión según San Mateo de Juan Sebastián Bach forma con La Pasión según San Juan y la Gran Misa en si menor un tríptico impresionante, que puede por él solo situar la cultura europea en un lugar de excepción.
La música sacra barroca heredó del gregoriano su espíritu de ingravidez. Parece flotar entre la tierra y el cielo. Por otra parte, recibió de la gran polifonía romana ?el italiano Palestrina y el español Victoria? y del barroco italiano una técnica depurada. Con todo ello, el genio de Bach crea un monumento sonoro de simpar belleza y hondura. Vamos a entreverlo en los fragmentos que les presento a continuación.
La base de la obra es el relato de la Pasión realizado por el evangelista San Mateo. Bach consiguió convertir el simple relato en una pieza valiosa de por sí, por su tensión dramática.
Para destacar todavía más la importancia de lo que en este relato se nos transmite, Bach ?con la valiosa ayuda del gran libretista Picander? entreveró en el relato varios elementos sumamente expresivos: arias que nos muestran al vivo el sentimiento de algunos fieles ante la Pasión; coros que destacan ?en la línea de los clásicos griegos? el inmenso valor de lo que va aconteciendo; corales, en los cuales la comunidad creyente expone sus sentimientos más íntimos con canciones semejantes a las que entonaba cada domingo en los oficios litúrgicos.
Esta magna obra, solemne e íntima a la vez, fue estrenada en la iglesia de Santo Tomás de Leipzig ? a la que Bach pertenecía con el honroso título de «cantor»? el día 15 de abril de 1729. Hasta que, un siglo más tarde, el gran compositor y mecenas Félix Mendelsohn Bartoldy consiguió los medios necesarios para realzar todo su poderío expresivo, la humanidad no era consciente de haber alcanzado semejante cima en el arte sacro. Ahora tenemos el privilegio de contar con versiones muy logradas. Nombres como el de Karl Richter, Otto Klemperer, Eugen Jochum, John Eliot Gardiner, Nikolaus Harnoncourt, Masaaki Suzuki… merecen nuestra admiración y nuestro agradecimiento.