Abundan las lamentaciones sobre la decadencia de valores en Occidente y sobre el efecto que tal decadencia haya podido tener sobre el progreso económico. Tales lamentaciones se inscriben en una larga tradición profética que atribuye la decadencia social a los vicios personales de gobernantes y ciudadanos. En el caso del capitalismo, la crítica va más a fondo: se dice que el consumismo fomentado por la abundancia de bienes que la economía libre produce socava las propias virtudes de laboriosidad, ahorro y seriedad sobre las que se basó en su origen.
Afirmaciones tan genéricas son difíciles de probar y refutar. En estos casos es mejor ir a lo concreto. La crisis económica que viene durando desde 2007 la explican moralistas y predicadores por el materialismo, la codicia, el egoísmo, la falta de amor, la decadencia de las costumbres, el olvido de los valores. Sin duda son justificadas tales acusaciones. Sin embargo, si a lo largo de los siglos han podido observarse repetidas crisis financieras y económicas de características semejantes a la actual, entonces esos moralistas deberían postular que a lo largo de épocas anteriores también concurrieron vicios semejantes. Si además se diera el caso de que son ya ocho o más los siglos de crisis financieras que viene padeciendo la Humanidad, entonces los tales vicios de comportamiento quizá pueda decirse que son consubstanciales de la naturaleza humana.
Tal es lo que parece poder deducirse de los trabajos de los economistas Carmen Reinhart y Ken Rogoff, en especial de un libro que publicaron en 2004 y que ha hecho fortuna: Esta vez es distinto. Una visión panorámica de ocho siglos de crisis financieras. (Princeton). En vez de tomar nada de ese libro, que se está traduciendo al español y cuya lectura recomiendo vivamente, me contentaré con reproducir ahora un gráfico de otro y más reciente trabajo de estos mismo autores, titulado «From financial crash to debe crisis» (American Economic Review, agosto de 2011). Sobre la base de las estadísticas de 70 países de los años de 1800 a 2010, el gráfico recoge las recurrentes crisis de dos siglos. Parece que la Humanidad lleva algún tiempo siendo materialista, codiciosa, egoísta, falta de amor, decadente en sus costumbres y olvidada de los valores.